Los sistemas electrónicos de administración de nicotina y similares sin nicotina, algunos conocidos como cigarrillos electrónicos, contienen productos químicos, algunos de ellos considerados tóxicos y cancerígenos, muchos incluyen nicotina, sustancia altamente adictiva y potencialmente letal.
Estos dispositivos no queman tabaco, sin embargo, tienen cartuchos llenos de nicotina, THC, aceite de cannabinoides (CBD), sabores, y otras sustancias químicas. Los cigarrillos electrónicos calientan las sustancias químicas líquidas en vapor que inhala una persona, que es la razón por la que se los suele denominar “vapeo.”
Las publicaciones científicas, conocidas hasta hoy, demuestran una relación entre el uso de estos dispositivos y consecuencias adversas para la salud. Para la Fundación Colombiana del Corazón es claro que esta propuesta de la industria tabacalera tiene como propósito sumar nuevos consumidores, es un cinismo que se publiciten como un aporte a la salud pública y deben ser regulados para proteger a la comunidad de sus posibles consecuencias negativas sobre la salud.
Todos los cigarrillos electrónicos contienen sustancias nocivas y como recién comenzaron a conseguirse a partir de 2006, la investigación sobre sus riesgos para la salud a largo plazo es limitada. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. (Food and Drug Administration, FDA) empezó a regular los cigarrillos electrónicos en 2016. Sin embargo, se conoce que los cigarrillos electrónicos con y sin nicotina liberan al ambiente sustancias nocivas para salud, que luego son inhaladas por quienes están alrededor.
Desde junio del 2019 se presentó en Estados Unidos una oleada de enfermedades respiratorias agudas graves que identificó más de 2807 pacientes con lesión pulmonar asociada al cigarrillo electrónico y uso de productos de vapeo. Se denomino EVALI por sus siglas en inglés con 68 muertes hasta febrero de 2020. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) indicó que la mayoría de los casos del brote de EVALI se asociaron con vapeo de marihuana/THC contaminado con acetato de vitamina E, sin embargo, el 14% de los pacientes “usaron exclusivamente productos que contienen nicotina”. Aunque aún faltan estudios para confirmar de forma definitiva la asociación con las lesiones pulmonares, el CDC y la FDA recomiendan finalizar de manera inmediata el uso de estos dispositivos.
Los sistemas electrónicos de administración de nicotina y similares sin nicotina generan comportamientos de riesgo en la población objeto, generalmente jóvenes y son potenciales inductores hacia el consumo del cigarrillo convencional en los no fumadores y el consumo mixto en los fumadores, Varios estudios demuestran que el uso de cigarrillos electrónicos o sistemas de vaporeo, incluso sin nicotina, aumentan el riesgo del consumo de tabaco en las personas que usan estos dispositivos, esto es especialmente riesgoso porque afecta principalmente a los jóvenes que son la población objeto de el mercadeo de estos productos.
Los cigarrillos electrónicos fueron promocionados inicialmente como adyuvantes en la cesación del consumo del tabaco con un riesgo bajo de efectos negativos para la salud en comparación con el cigarrillo tradicional y aparentemente estaba dirigido a la población de adultos fumadores activos, sin embargo, la evidencia científica no ha establecido un real beneficio en la reducción o cesación de consumo de tabaco. Un reporte de la Comisión Europea en 2018 mostró que solo el 14% de los fumadores que ingresaron a un programa de cesación de tabaco con el uso del dispositivo son ahora exfumadores, y en muchos grupos se dio la situación del uso combinado del cigarrillo y los nuevos sistemas con incremento de las consecuencias desfavorables para la salud.
El problema adicional de los sistemas electrónicos de administración de nicotina y similares sin nicotina es la atención a un nuevo objetivo constituido por un grupo de alta vulnerabilidad y potencial comercial: los jóvenes a quienes han vinculado con publicidad atractiva y estrategias de mercadeo de la industria tabacalera incluso con figuras públicas como estrellas del cine o la música. ¿En qué basa esta estrategia? en presentarlo como un producto 95% más seguro que el cigarrillo tradicional y además como dispositivo de uso recreativo, con una presencia innovadora, con nuevos sabores y aromas, acorde con moderna tecnología. Hoy es una moda para los adolescentes y los adultos jóvenes con un sostenido crecimiento en Estados Unidos, Europa y Latinoamérica. En Colombia se estima que el 16,6% de los universitarios ya ha usado cigarrillos electrónicos alguna vez en la vida; en jóvenes de 18 años y menos esta cifra asciende a 19,6%. Un negocio que puede poner en riesgo la salud y viene en pleno incremento.
La FDA no aprobó los cigarrillos electrónicos como una manera para dejar de fumar. Los profesionales de la salud y las entidades sanitarias en el mundo recomiendan métodos basados en la evidencia para dejar de fumar. Si has usado los cigarrillos electrónicos para dejar de fumar, es mejor que contemples dejarlos y usar métodos con respaldo de evidencia en su efectividad e inocuidad como el parche, el chicle, la pastilla, o el aerosol nasal de nicotina.
Colombia firmó el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (CMCT), el cual fue adoptado mediante la Ley 1109 de 2006. Si bien este marco normativo no considera de manera específica estos dispositivos, todas las disposiciones son aplicables para regular la comercialización y prohibir la venta pública.
La Organización Mundial de la Salud ha invitado a las partes del CMCT a considerar la posibilidad de prohibir o regular los cigarrillos electrónicos y similares. No obstante, en Colombia se permitió por parte de las entidades gubernamentales que se extiendan tiendas para vapeadores de manera abierta y en más de una docena de reconocidos centros comerciales se han estrenado tiendas de una de las marcas creadas por la industria tabacalera con la falsa promesa de un aporte a la salud pública.
Nos preguntamos si vamos a reaccionar de la misma forma que con el cigarrillo tradicional, cuando el uso de estos dispositivos ya se haya convertido en un problema de salud pública, olvidando que las normas constitucionales colombianas amparan el derecho a tomar medidas precautelativas para cuidar la salud.